domingo, 14 de octubre de 2012

¿QUÉ HACER PARA EL DOLOR Y LA INFECCIÓN DENTAL?





¿QUÉ HACER PARA EL DOLOR Y LA INFECCIÓN DENTAL?


Es un malestar originado por el daño a dientes, muelas o encías, el cual puede presentarse por consecuencia a un golpe, caries dental o infecciones.
 Se pueden complicar si se alteran los tejidos que aseguran la fijación y el sostén de un diente o muela, lo que provoca que la pieza dental se debilite o caiga.
El conocido popularmente como dolor de muelas es probablemente la causa más frecuente de dolor en la región facial, estando causado en la mayoría de los casos por una pulpitis aguda.
Suele manifestarse como un dolor intenso y punzante, que aparece en respuesta a estímulos como los alimentos fríos, calientes, o dulces.

¿Cómo puede evitarse la aparición de dolor dental?

La mejor manera de prevenir el dolor dental es mantener los dientes y las encías sanas.

Para conseguirlo hay que limitar el consumo de alimentos y líquidos dulces a las horas de las comidas, evitar los dulces pegajosos, porque se quedan adheridos al diente.
Siempre se deberá cepillar los dientes después de las comidas, utilizando una pasta dentífrica con flúor.

Es conveniente utilizar seda dental para limpiar los espacios que quedan entre los dientes, o en su lugar cepillos interproximales.

Acudir de manera regular al dentista para realizar revisiones preventivas, y si fuese necesario, tratar de forma precoz cualquier problema.

Cuando el paciente acude de urgencia a su centro de salud con un dolor de origen dental, no va a ser atendido de entrada por un dentista sino por su médico de cabecera o el médico de guardia correspondiente.

 Éste deberá prescribir el tratamiento adecuado para cada paciente con el objetivo de mitigar  los diferentes síntomas hasta que sea recibido posteriormente por su dentista.

 Dentro del tratamiento se incluyen tanto antibióticos como antiinflamatorios y analgésicos.

De esta manera, en el caso de que el tratamiento de elección sea una extracción dental, el paciente ya tendrá una cobertura antibiótica suficiente para llevarse a cabo dicha intervención en esa cita.

Evitando así, una segunda visita al dentista, y al mismo tiempo, el médico habrá reducido el proceso tanto infeccioso como inflamatorio, que había sido, en un primer momento, el motivo de consulta del paciente.

Si nos encontramos ante un absceso de origen dental, siempre debe evacuarse el contenido purulento del absceso, instaurando además un tratamiento antibiótico adecuado.

Cuando lo que predomina es la inflamación y todavía no se ha formado pus hablamos de celulitis de origen dental.

El dentista pautará tratamiento antibiótico y tratará la pieza dental que ha originado la infección.

Si el estado de la pieza dental causante del absceso no permite que sea reparada deberá extraerse en cuanto el paciente esté recibiendo tratamiento antibiótico.

 Si por el contrario la pieza puede repararse se drenará el absceso y posteriormente se realizará endodoncia (limpieza y relleno del canal pulpar) de la pieza afectada si es necesario.

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