domingo, 14 de octubre de 2012

IMPLANTOLOGÍA DENTAL


IMPLANTOLOGÍA DENTAL

Se inició su desarrollo gracias a un descubrimiento surgido tras numerosos estudios experimentales y clínicos en el campo de la Biología.

Se llevó a cabo por la Universidad de Suecia en los años 60 y en el Instituto para Biotecnología aplicada en Göteborg en los años 70.

 Dichas investigaciones iban dirigidas a ampliar conocimientos sobre las posibilidades de reparación y regeneración de los tejidos óseos y medulares.
 
También desarrollaron estudios sobre el diseño ideal de los componentes no biológicos que reunieran los requisitos tisulares para producir la oseointegración a nivel molecular.

El descubrimiento de la oseointegración del titanio se produce al comprobar que las cámaras microscópicas de titanio que se implantaban en el hueso no podían ser retiradas una vez que habían cicatrizado porque la estructura de titanio se había incorporado completamente al hueso.

Desde ese momento se definió la Oseointegración como una conexión directa, estructural y funcional entre el hueso vivo y la superficie de un implante sometido a carga funcional.

En el año 1965 se trató al primer paciente edéntulo según esta técnica todavía experimental, desde entonces los estudios e investigaciones para perfeccionar los tamaños y formas de los implantes, así como el tratamiento del titanio para conseguir una oseointegración idónea han sido constantes.

Los favorables resultados clínicos y el perfeccionamiento de la técnica, unidos naturalmente al esfuerzo realizado por los laboratorios en el campo de la investigación, han ampliado las indicaciones de la Implantología hasta niveles en un principio insospechados.
Paralelamente a la mejora de la funcionalidad de los implantes los requerimientos estéticos han aumentado considerablemente de forma que hoy podemos ofrecer una estética impecable en los dientes anteriores.

Por ejemplo en el caso de traumatismos en personas muy jóvenes. El aspecto de la pieza rehabilitada será idéntico al resto de las piezas sanas, no siendo ya recomendable tallar las piezas colaterales para realizar un puente.

¿QUÉ ES UN IMPLANTE?

El implante es un tornillo realizado en titanio puro y que ha sido sometido a un tratamiento especial en su superficie para garantizar la óseointegración al hueso.
 
Se trata de una prótesis médica biocompatible, apta para ser implantada en el cuerpo humano y por lo tanto sometida a los más severos controles sanitarios desde su fabricación hasta la colocación al paciente.
Es una pieza de alta precisión, diseñada para resistir fuerzas muy considerables, como las realizadas por los maxilares en el proceso de masticación.

Debe reunir unas condiciones de mecanización perfectas en cuanto al ajuste de su cabeza con las piezas protésicas que deben colocarse sobre él, de manera que no exista ningún tipo de holgura entre ellas.

Por todos estos motivos es importante trabajar con implantes de calidad reconocida.
Una pieza dental restaurada con un implante se compone de tres partes: el tornillo, el conector y la corona o funda.

DIFERENTES TIPOS Y TAMAÑOS DE IMPLANTES

 

Existen multitud de tipos de implantes en el mercado, en cuanto al material podemos distinguirlos en implantes de titanio de superficie lisa o de superficie rugosa, según el tipo de tratamiento de superficie que hayan recibido.

En un principio todos los implantes eran de tipo liso pero en la actualidad hay estudios que demuestran la mayor rapidez y calidad de oseointegración del implante de tipo rugoso.

En cuanto al mecanismo antirrotatorio se dividen básicamente en implantes de hexágono interno, de hexágono externo.

En un principio fue más común la utilización de sistemas de hexágono externo, sin embargo en la implantología actual la técnica más recomendable es la combinación del hexágono interno y el cono.

Esto nos ofrece la capacidad de bloqueo por fricción, que permite realizar una prótesis más estable en el tiempo y nos brinda más posibilidades estéticas en la rehabilitación protésica.

El diseño autorroscante ofrece una mayor estabilidad primaria y facilidad de colocación y reduce considerablemente la posibilidad de recalentamiento del hueso durante la cirugía, por lo tanto estos implantes tienen un menor índice de fracasos según los estudios realizados. 

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