¿QUÉ
HACER PARA EL DOLOR Y LA INFECCIÓN DENTAL?
Es
un malestar originado por el daño a dientes, muelas o encías, el cual puede
presentarse por consecuencia a un golpe, caries dental o infecciones.
Se pueden complicar si se alteran los tejidos
que aseguran la fijación y el sostén de un diente o muela, lo que provoca que
la pieza dental se debilite o caiga.
El
conocido popularmente como dolor de muelas es probablemente la causa más
frecuente de dolor en la región facial, estando causado en la mayoría de los
casos por una pulpitis aguda.
Suele
manifestarse como un dolor intenso y punzante, que aparece en respuesta a
estímulos como los alimentos fríos, calientes, o dulces.
¿Cómo puede evitarse la
aparición de dolor dental?
La
mejor manera de prevenir el dolor dental es mantener los dientes y las encías
sanas.
Para
conseguirlo hay que limitar el consumo de alimentos y líquidos dulces a las
horas de las comidas, evitar los dulces pegajosos, porque se quedan adheridos
al diente.
Siempre
se deberá cepillar los dientes después de las comidas, utilizando una pasta
dentífrica con flúor.
Es conveniente utilizar seda dental para
limpiar los espacios que quedan entre los dientes, o en su lugar cepillos
interproximales.
Acudir de manera regular al dentista
para realizar revisiones preventivas, y si fuese necesario, tratar de forma
precoz cualquier problema.
Cuando el paciente acude de urgencia a
su centro de salud con un dolor de origen dental, no va a ser atendido de
entrada por un dentista sino por su médico de cabecera o el médico de guardia
correspondiente.
Éste deberá prescribir el tratamiento adecuado
para cada paciente con el objetivo de mitigar los diferentes síntomas hasta que sea recibido
posteriormente por su dentista.
De esta manera, en el caso de que el
tratamiento de elección sea una extracción dental, el paciente ya tendrá una
cobertura antibiótica suficiente para llevarse a cabo dicha intervención en esa
cita.
Evitando
así, una segunda visita al dentista, y al mismo tiempo, el médico habrá
reducido el proceso tanto infeccioso como inflamatorio, que había sido, en un
primer momento, el motivo de consulta del paciente.
Si nos encontramos ante un absceso de origen dental, siempre debe evacuarse el contenido purulento del absceso, instaurando además un tratamiento antibiótico adecuado.
Cuando
lo que predomina es la inflamación y todavía no se ha formado pus hablamos de
celulitis de origen dental.
El
dentista pautará tratamiento antibiótico y tratará la pieza dental que ha
originado la infección.
Si
el estado de la pieza dental causante del absceso no permite que sea reparada
deberá extraerse en cuanto el paciente esté recibiendo tratamiento antibiótico.
Si por el contrario la pieza puede repararse
se drenará el absceso y posteriormente se realizará endodoncia (limpieza y
relleno del canal pulpar) de la pieza afectada si es necesario.
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